logo Pentalfa 
Pentalfa Ediciones

Portada libro de Pentalfa Ediciones

José Ignacio Gracia Noriega

Vísperas del nuevo tiempo

Sobre la Universidad y la transición

Prólogo de Juan Luis Rodríguez Vigil

Pentalfa, Oviedo 1991

ISBN 9788478484423 · 210×130 mm · 325 pgs
Comprar la edición vegetal
 

El presente libro, según apunta su autor en la presentación inicial, es un libro de «memorias» en sentido estricto, porque «está escrito de memoria». Sin embargo, la «memoria» referida aparece representada en forma de «diario»; no se trata por tanto de la memoria psicológico-subjetiva, sino de una «memoria» objetiva, con anotación puntual de los hechos narrados según fueron vividos por el autor. El marco general de lo narrado es la Asturias de los años sesenta y de la transición, prestando especial atención a los movimientos culturales y políticos que tan intensamente se fraguaron y desarrollaron en aquella época y que constituyen, sin duda, la realidad sobre la que se construyó la Asturias del presente. Así se repasan los movimientos estudiantiles de la Universidad de Oviedo (una Universidad que, a principios de los sesenta, «era una Universidad tranquila»), la vida cultural a través de sus diversos cauces de difusión: programas de radio como «Fenestra Universitaria», revistas como Acto y voz, Asturias semanal, Asturias Diario, tertulias, como las que se celebraban en el bar Azul y Tribuna Ciudadana, la actividad cinematográfica de los cine-clubs, la creación del «FELIPE», las actividades teatrales que lograban burlar la censura, los confidentes de la policía, la constitución de la Agrupación Socialista de Oviedo, en septiembre de 1976, &c.

José Ignacio Gracia Noriega (Llanes 1945). Estudió en las Universidades de Oviedo y Madrid y ejerció el periodismo tanto en la radio como en la prensa regional y madrileña. Desde hace muchos años colabora en el periódico ovetense La Nueva España. Es miembro del Instituto de Estudios Asturianos (IDEA) y cronista oficial de Llanes. Narrador, ensayistas, articulista, gastrónomo, crítico literario y cinematográfico, autor de libros de viajes, &c., ha publicado Asturias en pocas palabras (1980), Las crónicas de la Cofradía de la Mesa de Asturias (1980), Crónicas viajeras (1985), Literatura asturiana en castellano 1939-1985 (1986), Indianos del Oriente de Asturias (1987), Una raya azul por Oviedo (1987), El viaje del obispo de Abisinia a los santuarios de la Cristiandad (1987), Semblanzas (1987), Entre el mar y las montañas (1988), El paso de Faes (1988), Dudoso paraíso (1990) y El muro de la eternidad (1991). Ha recibido los premios de novela Tigre Juan, Casino de Mieres y Asturias.

Juan Luis Rodríguez Vigil (Presidente del Principado de Asturias en el momento de la publicación de este libro) es el autor del prólogo; un prólogo que se presenta «a modo de reprimenda» hacia el autor quien, con su habitual sagacidad, responde con un contraprólogo. Prólogo y contraprólogo que, en cierto modo, se desvían de la temática del libro –pues aparecen insertos dentro la famosa polémica en torno al plan urbanístico-especulativo llevado a cabo en Llanes–, pero que, al mismo tiempo, ponen de manifiesto cómo, los acontecimientos narrados por Gracia Noriega, conducen, finalmente, a la realidad que termina imponiéndose no sólo en el ámbito regional, sino también nacional. Juan Luis Rodríguez Vigil escribe:

«Este libro de Ignacio Gracia Noriega es historia personal del autor. Por tanto, no hay que pedirle ni exactitud ni certeza minuciosa. El lo dice en su prefacio, es un hombre de filias y fobias y ambas están presentes en su relato. A la altura de sus cuarenta y muchos años, Ignacio cuenta sus recuerdos de los años sesenta y setenta e introduce, además, alguna de sus peculiares vivencias en los cercanos ochenta, y, con todo ello, recrea, con garbo literario y bastante chispa, un determinado ambiente de Oviedo en aquel tiempo y, con él, a las gentes que por allí se movían. Pocas personas han tenido tanto éxito como Ignacio Gracia a la hora de imaginar una personaje y de construirlo. Desde que le conozco, y va ya para treinta años, casi no se ha apartado de su paradigma: mantenerse de rentas y de la pluma como caballero particular, acumular erudición no académica, escribir bien, mantener 'urbi et orbi' una adecuada imagen de persona atrabiliaria y vivir en Llanes son los pilares que configuran un personaje pensado hace ya muchos años.
Que el Ayuntamiento de Llanes le haya impedido la visión del Cuera desde su mirador, al permitir levantar una casa que ciega tan agradable vista, es, ciertamente, un problema, y que Ignacio Gracia considere que el socialismo es algo que está bien para las cuencas mineras, pero que resulta antagónico con la vida llanisca, donde, para que el mundo vital que se había confeccionado pudiera funcionar, sólo debieran estar presentes los indianos de verdad, los hijos de quienes fueron indianos, y hoy viven gastando sus rentas con mayor o menor mesura, algún pescador o militar retirado que otro y los veraneantes de siempre, también es un problema, y puede ser que le esté sucediendo a Gracia algo parecido a lo que Voltaire cuenta del Cardenal de Lorena, que: 'perseguía a las gentes lo bastante mal intencionadas como para hacer volver las cosas a la primera Institución de la Iglesia: El Cardenal había perdido siete obispados y alguna abadía bastante pingüe que estaban en sus posesiones. He aquí una razón lo bastante buena para perseguir a los que no comparten nuestras opiniones'.
Me imagino que el Cardenal de Lorena medía bien hasta donde le merecía la pena llevar su pelea, porque los cardenales aborrecen el exceso.
Como soy amigo de Ignacio Gracia Noriega y lo quiero, creo que puedo advertir que se perdería una interesante figura literaria si, aceptando el halago interesado de quienes predican la bondad del jaleo, como en el colegio: 'hay pelea', prefiere convertir su pluma en el elemento principal de un combate local al modo de los de Don Camilo y Pepone, a continuar el camino que tenía trazado.
Su lucha permitirá, sin duda, que Llanes salga en la Prensa Regional día tras día, con el consiguiente beneficio turístico y regocijo de tertulias y tertulianos, pero no creo que tales cosas beneficien a mi amigo ni a medio ni a largo plazo.»

A este Prólogo responde Ignacio Gracia Noriega con un Contraprólogo en el que se dice:

«No se le puede negar originalidad al prólogo que le puso a este libro Juan Luis Rodríguez Vigil, actual presidente del Principado de Asturias; aunque si lo abre y encabeza no obedece al alto cargo que ocupa, sino a una antigua amistad de más de treinta años, como él mismo dice, y a que fue testigo, y en ciertas ocasiones protagonista, de la mayor parte de los hechos que seguidamente se relatan. No obstante, y en el colmo de la originalidad, pasa por alto aquellos acontecimientos para romper una lanza en favor de un alcaldillo inicuo, que ni figura en el texto ni era del PSOE en la época en la que me refiero. Para ser no menos original que mi querido amigo, voy a hacer unas cuantas matizaciones a su prólogo-reprimenda.
Creo que se equivoca en algunas consideraciones contenidas en su regañina. No voy a estropear en absoluto mi personaje literario por hacer todo lo que esté a mi alcance para librar a Llanes del alcalde Trevín y de su cuadrilla. Y con esto no quiero decir que me oponga al PSOE, sino a unos individuos que se están aprovechando de esas siglas y que tienen tanto de socialistas (la mayoría de ellos advenedizos o comunistas arrependidos, cuando no especuladores inmobiliarios) como el propio Vigil de chamán centroasiático. Tampoco es exacto que yo opine que 'el socialismo es algo que está bien para las cuencas mineras, pero que resulta antagónico con la villa llanisca'. Lo que sucede es que en las cuencas mineras hay una sólida tradición socialista y, por tanto, socialistas admirables, honrados y dignos; en cambio, los socialistas de Llanes, improvisados después de una conversión paulina (no «pablista», como diría Emilio Barbón) al partido que ejerce el poder, son, los más, simples trepadores que se arrimaron al sol que más calienta; y con esto no pretendo meter a todos los socialistas llaniscos en el mismo saco, dado que algunos me parecen buenas personas.
Tampoco es exacto que la construcción de un edificio me impida ver la sierra del Cuera desde mi galería: felizmente, todavía se ven las cumbres, y, por lo demás, el famoso edificio no se interpone entre el Cuera y yo, sino que, al poniente de mi casa, ha destrozado una de las pocas zonas verdes que se conservaban en la villa de Llanes, a la vez que destruyó el armónico contacto entre un barrio popular del siglo XVIII, el de las Barqueras, y la calle donde yo vivo, enteramente formada por edificios de indianos de comienzos de siglo. La zona donde incivilmente se ha levantado una urbanización con el pretexto de hacer un mercado municipal con zonas ajardinadas (y han elevado tres pisos, ni más ni menos, y en la calle que dejaron entre mi casa y el supuesto mercado no entra un camión de regular tamaño) estaba calificado de 'respeto y protección del paisaje y silueta urbanas' en 1969; y, en 1983, a propuesta del Ayuntamiento de Llanes (todavía no lo gobernaban los socialistas especuladores), había sido declarada por Patrimonio Artístico como protegida por ser 'casco antiguo intensivo'. Mas, con ser esto malo, no es lo peor. Lo peor es que el promotor de esta urbanización es cuñado de un concejal (socialista); y que el maestro de obras era en el anterior Ayuntamiento (también presidido por Trevín Lombán) concejal socialista y, casualmente, de urbanismo. Y esto no es ni siquiera la cabeza del iceberg de lo que está ocurriendo en Llanes.
No quiero afear mi libro con referencias a Trevín Lombán y a sus compinches. Ni procede hacerlo, ni tiene nada que ver ese sujeto con el socialismo del que se habla aquí. Paternalmente, Vigil me recomienda que no me meta en política (lo mismo me aconseja, sólo que en lugar de 'política' dice 'urbanismo', Ignacio Quintana, el Willy Brandt llanisco; porque en el Ayuntamiento de Llanes hay de todo, desde el Willy Brandt local hasta una venenosa mezcla de Alfonso Guerra y Ludolfo Paramio). Sin embargo, no comprendo yo por qué puede perjudicarme ser en la actualidad reaccionario y, en cambio, no me reprocha Vigil que cuando casi nadie lo era en España yo fuera socialista; y es indiscutible que a un personaje como yo le cuadra mucho mejor ser reaccionario que socialista. ¿Será molesto, porque los socialistas está ahora en el poder? Tal vez.»

 

Índice

Reprimenda a modo de prólogo, Juan Luis Rodríguez Vigil, 11
Contraprólogo, 15
Introducción, 19
Una Universidad pequeña, 21
La tranquilidad de Oviedo, 28
«Fenestra Universitaria», 32
«Acto y Voz», 36
El Bar Azul, 39
El homenaje a Alberti, 42
Los cine-clubs, 46
Vietnam, Vietnam, 52
Política internacional, 55
El «Felipe», 59
El SUT, 62
«Va a venir un obrero», 65
Los confidentes de la policía, 69
Los luchadores, 71
La represalia militar, 75
Incidentes teatrales, 81
Conferencias y otras actividades culturales, 87
El asesinato de Carrero Blanco, 89
La muerte de Franco, 92
La Asociación de Amigos de Asturias, 95
Contactos, 98
La Revolución de los claveles, 101
La prensa, 103
«Asturias Semanal» y «Asturias Diario», 109
Las veladas del Fontán y Tribuna Ciudadana, 113
Homenaje a Llaneza, 116
El congreso de la UGT, 121
El «Día de la Cultura», 125
La sección de Latores, 129
La Agrupación Socialista de Oviedo, 131
Los veteranos de Juventudes, 136
Veteranos, 141
El concejal Mier, 145
Alvaro Cuesta, político profesional, 148
El PSOE histórico, 151
Los entierros, 154
Los primeros de mayo, 157
La herida de Delestal, 160
Tarna, 162
Culto al pasado, 165
Por parejas, 169
El Restaurante «Niza», 172
El Pozo Funeres, 176
Paulino, 179
La Agrupación de San Vicente, 185
El regreso del guerrillero, 188
El otro Llaneza, 191
Las delegaciones extranjeras, 194
Felipe González en Asturias, 197
El «Avance» 202
Democracia Socialista Asturiana y PSP, 205
Mondelo y las multicopistas, 211
Las manifestaciones, 213
La manifestación por la amnistía, 218
Los lagares, 221
Los servicios del orden, 224
Más mítines, 226
La candidatura de D. Pedro Caravia, 230
Jesús Evaristo Casariego hacia el Senado, 234
Masip extraído, 238
Polisarios en la cuenca del Nalón, 242
Marchas y vueltas, 245
Masip en el PSOE, 248
Perlora, 252
UCD, 256
La Plataforma para la Defensa del Patrimonio Cultural y Artístico de Asturias, 259
Cómo salí del PSOE, 263
El PPRA, 267
La dimisión de Suárez, 272
Aquel 23 de febrero, 275
Alianza Francesa, 279
Indice onomástico, 301